En la jornada de hoy los alumnos de Tecnología de nuestro instituto han conocido las instalaciones de la Central y Parque de Transformadores de San Agustín, así como la presa de Pías, todas ellas pertenecientes a Endesa. La visita se encuadra dentro del Proyecto de Colaboración entre nuestro instituto y esta empresa. Desde estas páginas digitales queremos agradecer a don Ramón Laguna (Director de UPH Noroeste de Endesa Generación) la deferencia que ha tenido con nosotros al autorizar la visita. También damos las gracias a don Ernesto Marra y el resto de trabajadores de Endesa en San Agustín, quienes han sido anfitriones y guías durante toda la mañana.
Tras acceder en autobús por un túnel excavado en la piedra aparecimos en la caverna de San Agustín, que alberga los dos grupos de generación así como el resto de sistemas auxiliares de la Central, una de las escasas que se encuentran bajo tierra en Europa.
Nos dividimos en cinco grupos y cada uno de ellos fue guiado por las instalaciones por un miembro de Endesa. En la planta superior pudimos comprender el funcionamiento del puente grúa (necesario para operaciones de desplazamiento de grandes cargas) y de las excitatrices de los alternadores. Manteniendo las antiguas carcasas de las excitatrices, se nos explicó cómo, mediante un sistema regulado automáticamente, se suministraba corriente continua al rótor del alternador para adecuar el flujo magnético y la producción en bornes del mismo. También pudimos comprobar hasta dónde llegan los dos ejes que impulsan las turbinas, que acaban en un cojinete cónico que hace las veces de tope, soportando los empujes. En la sala de ordenadores vimos el funcionamiento de los equipos reflejado en el ordenador, así como los valores de las distintas magnitudes en la pantalla. Los esquemas hidráulico y eléctrico sirvieron para enlazar la generación en la central con el parque de transformadores y el embalse de Pías. Los nuevos equipos electrónicos, que nos fueron enseñados, automatizan el funcionamiento de todos los elementos de la Central. Fuimos testigos de los valores reales que en ese momento acontecían: caudal turbinado, posición de la distribuidora, temperaturas (del aceite lubricante, del aire de entrada y salida de refrigeración del rótor, etc), potencia producida, velocidad de giro de los ejes, etc.
Una planta más abajo visitamos los alternadores y sistemas complementarios. Observamos la carcasa de cada estátor, saliendo por la portilla de acceso un gran caudal de aire, resultado de la refrigeración con un sistema de radiadores de agua fría y el paso de aire fresco a través de los mismos aspirado por un sistema aspirador solidario al eje del enorme rótor. A la salida del estátor nos dirigimos a las tres barras de aluminio, con forma de viga en doble T, por las cuales la corriente, a 11.000 voltios, se conduce hacia el túnel vertical que va a salir a superficie en la villa de San Agustín, donde está el parque de transformación.
La visita continuó por la planta inferior, donde se encuentran las turbinas. Tuvimos la suerte de que la Central se encontraba (por razones técnico-económicas) funcionando durante la visita, así que los ejes se encontraban girando a 750 revoluciones por minuto, si bien el ruido generado fue un obstáculo para oír las explicaciones que se nos daban. La válvula esférica en cada turbina estaba, pues, en posición abierta. Esta válvula, en posición cerrada, recibe un empuje de 750 toneladas-fuerza. No en vano, el desnivel entre la cota libre en la presa de Pías y la turbina es de 380 metros aproximadamente. El agua se introduce por una toma de agua en Pías y atraviesa la montaña de Cepedelo por una galería de presión (el túnel más largo de Europa en su momento) que une el embalse con una chimenea de equilibrio horizontal sita en la localidad vianesa de Rubiais. Aquí la galería se convierte en tubería forzada y el agua a presión llega hasta la caverna de la Central desembocando en las válvulas esféricas que se hallaban bajo nuestros pies. Cuando la Central está parada y va a arrancar, con objeto de evitar una onda de choque o golpe de ariete, se hace un by pass para hacer pasar agua “hacia abajo” de la esférica e igualar presiones a ambos lados de la misma. Es en este momento cuando la esférica se abre y se manda el agua a las turbinas. Las turbinas, de tipo Francis, se hallan rodeadas por una voluta o carcasa por donde entra el agua perimetralmente, con un caudal regulado por una distribuidora de paletas, cuyo ángulo se ajusta al caudal que se quiere turbinar. Hay también sendas compensadoras en las turbinas, que evacuan agua por un conducto alternativo al de salida de turbina al río Bibei. El sistema de compensación contribuye a expandir y moderar las cavitaciones y golpes de presión, siendo un sistema que trabaja en el mismo sentido que la chimenea de equilibrio. En Rubiais, ante una variación brusca de la presión (por cierre o apertura súbita de las válvulas), el agua en la chimenea oscila absorbiendo cualquier golpe de ariete que se desplace aguas arriba. Todos los drenajes acaban en la planta inferior y se envían con una bomba hasta un depósito superior de la Central que contiene más de 200.000 litros de agua, disponible para todos los sistemas de la central que la requieran. La empresa opera con aceites orgánicos, cuyos recipientes vimos, y la operación de la Central está certificada medioambientalmente por AENOR.
De la Central salimos por un ascensor, elevándonos por una vertical más de 250 metros de altura, al lado de las barras de aluminio, hasta el Parque de Transformación del pueblo de San Agustín, donde los 11 kilovoltios en bornes de alternador se transforman en los 220 kilovoltios de la alta tensión española. En San Agustín visitamos las oficinas y repasamos los esquemas eléctricos que vimos en la Central. Resultó curioso para muchos de nosotros cómo los consumos internos a 380 voltios de la Central estaban asegurados bien por la producción en alternadores (con unos transformadores que observamos en la caverna), bien por suministro y transformación desde la red eléctrica que pasa por San Agustín en superficie, bien (en último caso) por un grupo autógeno a gasóleo que contemplamos en el interior de la Central.
Desde el parque cogimos el autobús para dirigirnos al depósito de energía primaria del que parten todas las transformaciones energéticas: el embalse de Pías. La niebla impidió disfrutar de las vistas de los fabulosos parajes que rodean las villas de Cepedelo, Sever, Castiñeira de Sever y Pías, si bien hubo exclamaciones de admiración cuando pudimos divisar desde lo alto el atranque de agua en la presa. Tras observar en el exterior la toma de agua de la galería de presión, se nos explicó la forma (trapezoidal) del muro de carga, así como su constitución. El muro es muy singular, está compuesto por tierra y escollera, revestido de hormigón y con juntas de dilatación. Se nos enseñaron los distintos sistemas que garantizan el perfecto estado de funcionamiento del mismo y la seguridad. También nos situamos junto a uno de los aliviaderos de superficie. Este sistema evacua agua cuando el caudal del Bibei, que viene de Pradorramisquedo, es muy grande y la cota del embalse es muy elevada también. Se garantiza así que nunca podrá dañar el muro ninguna riada del Bibei, por muy fuerte que fuese. Bajando las escaleras llegamos a ver la galería que atraviesa el Bibei por debajo y que va a dar a la provincia de Zamora, en la orilla este. Pudimos atravesar la gruta donde todos los drenajes del muro de carga (medidos con caudalímetro y sensorizados con regulación automática) se encauzan hacia el lugar donde se halla uno de los desagües de la presa.
Tras dar media vuelta y subir las escaleras salimos a superficie y nos despedimos de nuestros anfitriones. La climatología impidió una comida al aire libre, como era nuestra intención, así que nos dirigimos al instituto, a donde llegamos pasadas las dos de la tarde. En la cafetería comimos, nos relajamos y pudimos intercambiar las experiencias de la mañana, deseando repetir para el curso que viene una experiencia similar.
Por José María Pérez López
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