María C. Varela, Viana do Bolo. El pasado jueves, día 26 de mayo, celebramos la fiesta de Graduación de los alumnos de 2º de Bachillerato y también entregamos los diplomas a la primera promoción del Ciclo de Grado Medio de Atención Sociosanitaria. Comenzó el acto con el discurso del representante de los padres, el Sr. Don Andrés Montesinos. Seguidamente les tocó el turno a los representantes de los alumnos de 2º de Bachillerato, el Sr. Don Álvaro y la Srta. Doña Marina. Su discurso nos hizo reír y llorar (En el acto lloró hasta el apuntador).
Pero también nos sirvió para ver cuánto talento albergaban estas paredes. Le tocó el turno al tutor, que embargado por la emoción, lloró “a mogollón” (¡Ánimo, Jose! ¡Tú si que vales!). Por último le tocó el turno a Adrián, el profesor del Ciclo, que nos deleitó con los ecos de su voz.
Concluidos los sermones, pasamos a la entrega de orlas y premios. Se entregaron los premios del Concurso Hispanoamericano de Ortografía, cuyo primer premio fue concedido a Don Petrus Basalus Benevivere, más conocido por los indígenas de la zona por Pedro Basalo Bembibre, un futuro Filólogo que nos abandona para dedicarse a las nobles labores del Studium Litterarum Hispanarum. A este insigne estudiante se le otorgó, también , el certificado que lo acredita como el más “amante del Studium” de su promoción, pues en él se le imponía el noble título de Bachiller con Matrícula de Honor (¡Anda que no sabe Latín éste!).
Pero también nos sirvió para ver cuánto talento albergaban estas paredes. Le tocó el turno al tutor, que embargado por la emoción, lloró “a mogollón” (¡Ánimo, Jose! ¡Tú si que vales!). Por último le tocó el turno a Adrián, el profesor del Ciclo, que nos deleitó con los ecos de su voz.
Concluidos los sermones, pasamos a la entrega de orlas y premios. Se entregaron los premios del Concurso Hispanoamericano de Ortografía, cuyo primer premio fue concedido a Don Petrus Basalus Benevivere, más conocido por los indígenas de la zona por Pedro Basalo Bembibre, un futuro Filólogo que nos abandona para dedicarse a las nobles labores del Studium Litterarum Hispanarum. A este insigne estudiante se le otorgó, también , el certificado que lo acredita como el más “amante del Studium” de su promoción, pues en él se le imponía el noble título de Bachiller con Matrícula de Honor (¡Anda que no sabe Latín éste!).
El acto estuvo amenizado por el coro del instituto dirigido por la única, la inimitable, la inigualable… profesora de Música, Ilda. Después de un pequeño sainete dramático interpretado por el señor Don Federico (al que los dioses cuiden la memoria, per saecula saeculorum) y la que aquí escribe, disfrutamos con la proyección de un magnífico vídeo realizado por nuestra querida alumna Estela, que nos permitió ver cuánto han cambiado estos chicos, y cuán guapos eran en tiempos pretéritos, confirmado el consabido dicho de que ”cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Concluido el acto fuimos a “cultivar el corpus” con unos deliciosos manjares ofrecidos por el Sr. Director y maravillosamente preparados por Patricia. (Gratias vobis agimus!). Manjares que fueron amenizados por las melodiosas voces de nuestros niños del coro, de nuestro matemático preferido (que además tiene nombre de poeta latino) Ovidio, y de nuestro, no menos preferido, profe de Tecnogía, Jose. (También os damos las gracias). Arturo, Ginebra y demás caballeros de la mesa redonda, pusieron fin a la Graduación en el pub Camelot. Bueno, hay que decir que algunos caballeros y damiselas pusieron fin a la fiesta en dicho lugar, otros desconozco en qué lugar acabaron la celebración. Bien es verdad que, todo hay que decirlo, al día siguiente, estaban desayunando en la cafetería Chusco en torno a las 9:00 de la mañana y se disponían a subir al instituto con todas las intenciones de invocar a Morfeo.
Después de dos años me he leído con más detenimiento el artículo y, María (Mariae), cuando te pones eres una "cachonda mental". Bello artículo, digno del NY Times.
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